MEDIR DESDE DONDE DUELE

A nadie extraña que en épocas de incertidumbre, las leoninas condiciones de los mercados exprimen al máximo las capacidades tanto de personas como de empresas de reinventarse y salir adelante. En el afán de conseguir control sobre los procesos en nuestras empresas surge la necesidad de medirlo todo. Sin embargo, hacerlo de cualquier manera y a la ligera puede generarnos problemas. Unas cuantas malas decisiones tomadas en base a la elección de un mal indicador poco o nada adecuado a nuestros objetivos estratégicos, pueden dar al traste con nuestra supervivencia y rentabilidad a largo plazo.

No al medir por medir. Para y piensa. Tómate un respiro y pregúntate: ¿son adecuados mis KPIs actuales?, ¿me dan la información que necesito para consolidar mi crecimiento?, ¿son conocidos por todos en mi empresa? o ¿quién diseña y gestiona mis KPIs?

“Perder” un poco de su tiempo en diseñar unos indicadores adecuados a su negocio en particular, significa ganar en control, claridad en los objetivos, mejorar el conocimiento sobre sus procesos e incentivar una motivación hacia el resultado dentro de su organización.

Es por ello que la cuenta de resultados se sitúa como centro neurálgico de nuestro sistema de gestión.


“Sube tus ingresos al nivel de tus sueños, para que no tengas que bajar tus sueños al nivel de tus ingresos”.


Juan Diego Gómez, fundador de Invertir Mejor.

En este punto y tomando como referencia nuestra estructura de gastos e ingresos y conociéndola perfectamente, podemos desarrollar e implementar toda una serie de cuadros de mando en las diferentes perspectivas financiera, de clientes, de procesos internos y de recursos humanos, a partir de las cuales poder establecer los KPIs indicados sobre cada uno de nuestros procesos operativos clave.

Estos KPIs a parte de tener que ser medibles, han de ser claros y conocidos para todos, motivantes hacia la mejora y la consecución de los objetivos finales. Además debemos definir unos responsables dentro de la empresa para su gestión y control, y todo ello sin perder de vista un elemento clave como es la alineación de estos KPIs con los objetivos estratégicos de la empresa.

En definitiva, si coincidimos en que nuestro objetivo estratégico es la maximización del beneficio, entonces nuestro elemento de referencia será la cuenta de resultados y en base a ésta debe pivotar nuestro sistema de gestión.

Dicho lo cual, ¿sabes por dónde empezar a medir tus procesos clave tomando como base tu cuenta de resultados? Desde Capazita podemos ayudarte a dar este primer paso mediante un diagnóstico gratuito de tu situación actual y la identificación de tu potencial de mejora. Para más info contáctanos en:

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Y si quieres llevar a tu empresa más allá, te recomendamos visites nuestro programa específico en control de gestión en el siguiente enlace:

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