Recientemente el periódico El Confidencial publicaba una noticia relacionada con el poder de negociación de Mercadona frente a sus interproveedores. Es un caso ampliamente conocido por el público. Pero es interesante recordar la fuerza que mantienen las grandes cadenas y la dependencia que generan en sus proveedores.
Las condiciones que mantiene la cadena de alimentación son altamente estrictas. En la actualidad, Mercadona tiene 120 interproveedores que superan las 249 fábricas y emplean a 54.163 personas. Un alto porcentaje de estos proveedores mantiene la cláusula de exclusividad en su contrato. De este modo, garantizan a Mercadona que su producción estará destinada a abastecer los supermercados de todo el territorio nacional.
Con esta cláusula restrictiva, las empresas fabricantes venden más del 80% de su producción a un único cliente, Mercadona. Esta situación genera una fuerte dependencia y disminuye la capacidad de negociación de las fábricas.
En 2016, Mercadona inició una nueva estrategia que permite la entrada de nuevos proveedores especialistas para ofrecer mayor número de referencias en sus lineales. En los dos últimos años ha pasado de tener aproximadamente 400 proveedores a ser abastecido por más de 700 proveedores especialistas.
Con esta situación, los interproveedores han tenido que dejar de suministrar determinadas familias de productos y especializarse en una única categoría o producto. La entrada de nuevos proveedores y la especialización de los interproveedores ha provocado un descenso en la facturación de las empresas que hasta ahora mantenían la posición “privilegiada” de interproveedor.
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