Hoy en día, vivimos en una etapa caracterizada por el desarrollo de un amplio despliegue tecnológico. No resulta muy fácil tener acceso a toda clase de herramientas y toda clase de programas que nos permiten gestionar adecuadamente nuestras unidades de negocio. Muchas de éstas aplicaciones y herramientas también hacen posible medir cuáles son nuestros rendimientos económicos, así como nuestros niveles de rentabilidad.

Sin embargo, ya sea por falta de tiempo, o por exceso de información, muchas veces obviamos su existencia. Es complicado intentar conocerlas todas y saber usarlas adecuadamente. Y es que no es casualidad que hoy en día cada vez más haya una preocupación por mantener un control sobre las acciones de la empresa. Los indicadores que nos permiten obtener la información necesaria para ello, son los que se conocen como KPI´S.

Estos KPI´S (Key Performance Indicator) se definen como «el dato (o datos) que permite ver cuál es el nivel de desarrollo de un proceso» y vienen expresados normalmente en porcentajes. Este indicador permite ver en qué medida se encuentra desarrollada una acción, correspondiente a cualquiera de las áreas en las que se divide la actividad de la empresa (marketing, ventas, costes, etc.).

De esta forma, se puede decir que lo que se pretende, mediante el control de estos datos, es conocer exactamente en qué estado se encuentra una empresa en su totalidad en tiempo real. Es decir, nos permiten estar en continuo proceso de análisis interno.

Esto, que puede parecer una cuestión baladí, es un asunto increíblemente útil. Conocer en todo momento qué procesos funcionan de forma más eficiente nos permite aplicar acciones concretas sobre los mismos, con el fin de optimizarlos. El resultado es obvio: se produce una mejora constante de nuestra actividad. Ello se traduce en la generación de más con menos. Así, si poseemos un vistazo constante de cómo se encuentra la empresa en cada momento, podremos rentabilizar nuestros recursos al máximo.

Por lo tanto, lo que en principio parece una «moda», cómo es el hecho de medir continuamente lo que se está haciendo, así como gestionar los diferentes tipos de datos a través del Big Data, se convierte en un elemento indispensable para el desarrollo de la actividad de la empresa. Eso sí, debemos interpretar los datos de manera así como dirigir nuestras acciones a fines concretos que sean acordes con la estrategia de nuestra empresa.

Ésta es la única forma de encajen las piezas de nuestro puzle. Como consecuencia, de todo esto se deduce lo siguiente: elabora una estrategia adecuada para conseguir tus objetivos que se apoye en una cultura y una forma de actuar de la empresa. Cuídalas y comienza a medir los resultados de tus acciones. Enfoca las medidas para mejorar los resultados en objetivos realizables acordes con la estrategia y la cultura imperantes. Es la mejor manera de cerrar el círculo. Es la única forma de conseguir forjar un vínculo duradero entre todas las acciones de tu organización.