Hoy recopilamos un artículo de lo más instructivo de nuestro compañero Pablo Díaz-Masa en el que nos habla de la importancia de gestionar equipos a través de un símil con el tradicional juego de ajedrez.

Mi hija está recibiendo clases de ajedrez. Al parecer es un juego muy didáctico. Debe de ser, porque el simple hecho de colocar las piezas de inicio te muestra que muchas de las organizaciones del siglo XXI, ¡actuales!, responden al mismo organigrama que los ejércitos del siglo VI, ¡feudales!. Permitidme un poco de humor, o al menos así me lo tomo.

Comenzamos: el rey se ubica en el centro. Sin el rey (el director general) se acaba la partida, así que todos trabajan para el rey. A su lado, la reina. Ese personaje que se mueve con libertad por todo el tablero y tiene más poder que nadie (tú sabrás quién es en tu organización ????).

Pegadito al rey y a la reina, cada uno con su alfil. Representa a un consejero (esta pieza en inglés se llama bishop, obispo).  El alfil se mueve sibilinamente en diagonal. Puede ser una persona formada, que conoce la organización, con autoridad e influencia (¿quizá el director financiero o el director de marketing?).

A continuación, los caballeros (esos mandos intermedios), que saben saltar por encima de cualquiera para llegar a su objetivo y alcanzan cualquier casilla del tablero.

Las torres para mí son las estructuras de apoyo, los que se mueven cuando la partida está bastante avanzada, los más inerciales, como la Administración, o ¡quién lo iba a decir!, desarrollo de producto.

Y, por último…

¿Quién está trabajando en el frontline, al pie del cañón, el primero, dando la cara frente al cliente, luchando en todo momento, empujados, y sacrificados sin demasiada lástima?